Agtech. La nueva cultura productiva que mete al campo en un celular
- FJE
- 13 dic 2022
- 3 Min. de lectura

Lejos de reflejar un sector “primarizado” la agricultura digital abre el camino no solo a la mejora de los rindes sino a la sustentabilidad
Que el campo no daba trabajo ni progreso, que explotaba al peón rural: etiquetas del pasado. Latifundios, terratenientes: vocablos del argot “progre” que el tiempo dejó fuera de moda.
El campo como identificación genérica ya es engañoso. Lejos quedó también esa imagen tendenciosa de aquellas grandes extensiones de tierra de las que, por obra y gracia de la Madre Naturaleza, la riqueza brotaba.
Igual que pertenece al pasado la clásica imagen del “commodi- ty”, que se empezaba a gestar en la tracción a sangre para arar, la labranza con fierros forjados a yunque y martillo, el voleo de la semilla en cada surco, el combate cuerpo a cuerpo con las plagas, la recolección manual de cosechas, las bolsas de arpillera, los molinos de viento, la odisea de llegar a los puertos o a los centros de abastecimiento de las grandes ciudades.
Hoy la inversión y la tecnología, que son parte indivisible de lo mismo, se reflejan sobre las propias superficies donde se despliegan los cultivos en forma de máquinas sofisticadas, computerizadas, que realizan varias tareas simultáneamente.
Para tener una idea, nada más que poner en marcha 36,5 millones de hectáreas en la campaña anterior para producir los seis cultivos principales: soja, trigo, maíz, girasol, sorgo y cebada, les demandó a los productores una inversión previa de US$13.500 millones.
La Sociedad Rural Argentina relevó que actualmente son 227 mil los productores que ponen a funcionar 86 millones de hectáreas. Junto con los 25 mil establecimientos y empresas que configuran su ecosistema, entre todos ocupan a más de un tercio de la fuerza laboral del país con un amplio sentido federal.
El as en la manga para dar el salto definitivo dentro del 4.0 es el acrónimo Agtech, que combina las palabras en inglés “agricultural” y “technology”. Una investigación de Startup Genome muestra que vino creciendo un 14.6% anual en la última década, mientras el promedio mundial fue del 4.5%. Este agro- negocio y la forma en que nuevas empresas y proyectos liderados por jóvenes profesionales llevan a cabo la producción están generando un cambio disruptivo que revoluciona las prácticas agrícolas de tratamiento y explotación de los suelos. No transcurrirá mucho tiempo hasta que un adolescente de estos días registre como si fuera un grabado de época al típico trabajador rural ataviado con boina o chambergo, pañuelo al cuello, bombacha y alpargatas.
Si ahora le cuesta ya imaginar cómo era la vida cuando no existía internet, el email, Facebook y Twit- ter, también dentro de pocos años se preguntará cómo se hacía para producir en el campo sin AgTech.
Antes se hablaba de tecnificar como la gran modernización del campo que se venía y la producción era considerada primaria. Actualmente transitamos hacia la digitalización de todas las actividades que intervienen en convertir la tierra en fruto y hacerlo llegar a destino.
Es un anacronismo político seguir vinculando al insumo alimenticio con prácticas primitivas y casi quedó confinado a nada más que un slogan político el relacionamiento que se hace entre el bienestar del agricultor y el exhibicionismo de pomposas camionetas 4x4 renovadas cada año.
Estamos ante una nueva revolución productiva con la inteligencia artificial, big data, internet de las cosas, computación en las nubes y muchísimas tecnologías más que apuntan a mejorar no sólo los rendimientos sino la sustentabilidad del proceso extractivo del alimento.
Las aplicaciones son varias. Por ejemplo, el uso de los datos generados durante el proceso productivo (ej. estado de los suelos) para mejorar la toma de decisiones (ej. la aplicación de agroquímicos). No solo mejora productividad, sino que reduce el impacto ambiental.
En Argentina, se empezaron a utilizar en el riego modelos matemáticos y procesamiento de grandes cantidades de datos (big data), lo mismo que en el monitoreo de lotes y el registro de malezas y plagas. Apíica inteligencia artificial y redes neuronales en el nitrogenado del suelo y accede a los datos satelitales históricos para realizar predicciones climatológicas extendidas.
La Argentina tiene un entramado productivo interesante vinculado al sector de agtech, con diversos actores que cumplen roles complementarios. Y son cada vez más las empresas de maquinaria agrícola que lo incorporan a su oferta de productos.
Son empresas que pagan buenos salarios, que tienen alta salida exportadora, que realizan elevados gastos en I+D, y, por lo tanto, muy innovadoras. Es un sector preparado para competir globalmente.
Agtech crece como cultura productiva y su volumen de mercado supera los 3 trillones de dólares en todo el mundo, empleando a 1000 millones de personas, de acuerdo con un informe publicado por De- loitte. El campo hace rato que abandonó la primaria.*
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