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Debemos ver el vaso medio lleno.

  • FJE
  • 1 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

La pandemia nos pone a prueba.



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Cuando pensamos en este momento, las imágenes que nos vienen a la cabeza son de calles desiertas, encierros, aislamiento, distancia, chicos sin ir al colegio, fuentes de trabajo en situaciones complejas, y contacto – solo virtual - con nuestros seres queridos mediante video llamadas.


A pesar de que ésta crisis traerá secuelas demoledoras, al mismo tiempo portará enseñanzas positivas.


Pero toda crisis encierra una oportunidad. La oportunidad de aprender cosas nuevas y lograr adaptarnos. La oportunidad de hacernos más fuertes en muchos aspectos. La desventura, tiene que traer aparejado un aprendizaje y generar cambios de conductas y de contextos. Los lugares muy concurridos tendrán que reformularse y habrá que acentuar los hábitos de higiene, la forma en que nos saludamos, la forma en que nos protegemos, la manera en que trabajamos, nos comportamos, y la manera en que convivimos.


En ésta cuarentena tenemos la posibilidad de aprender a revalorizar las cosas, a dimensionarlas de otra manera, a percibir que ya no somos las mismas personas y los nuevos comportamientos que influirán en el futuro.


Tenemos que crear una nueva normalidad, no la que conocimos hasta ahora, con acentuados cambios de hábitos, teniendo como aspecto sobresaliente la precaución. Hay muchas otras enfermedades distintas al Covid-19 que están vinculadas con nuestra responsabilidad individual. Por eso siempre es importante adoptar hábitos permanentes, como lavarse las manos, mantener la higiene del hogar, o desinfectar el celular.


Sin dudas el Coronavirus en primer lugar nos ha servido para valorar el sistema de salud y a sus trabajadores. En una crisis como ésta, con la salud en juego como principal preocupación, podemos estar orgullosos de nuestro sistema sanitario. Médicos, científicos y enfermeros que conforman el sistema de salud argentino, están considerados dentro de los mejores del mundo, y por ello hay que cuidarlos.


Valorar el sistema de salud también implica una discusión profunda sobre la necesidad de invertir en una sólida estructura y una planificación a largo plazo.


Otro debate que vale la pena dar, especialmente algo que muchos jóvenes han impulsado previo a esta crisis, es el teletrabajo y los servicios online. Lo que parecía imposible hace unos meses hoy está sucediendo. Muchas operaciones que antes había que hacerlas de manera física hoy son virtuales.


Con ventajas y desventajas el teletrabajo ha sido uno de los temas más destacados en el contexto del coronavirus, ya que muchas empresas han pedido a sus empleados que trabajen desde su hogar. El mismo tiene cada vez más aceptación en América Latina.

Se ha podido ver que muchas personas pueden trabajar de forma remota readaptando sus trabajos a partir de la tecnología existente. Además de eficiencia, el teletrabajo ofrece grandes promesas a futuro, como ser mayor nivel de flexibilidad, accesibilidad e inclusión para personas con discapacidad.


En situaciones límites como la que estamos viviendo, el ser humano debe sacar lo mejor de sí mismo. La amenaza de la Pandemia nos ha puesto a prueba. El valor de la hermandad y la solidaridad son una enseñanza que deberá primar, tener continuidad y no diluirse una vez terminado el problema del Coronavirus.




 
 
 

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